La emblemática Babcock & Wilcox se cierra. Industria orgullo de Ezkerraldea, líder histórico del sector de bienes de equipo de prestigio internacional, llegó a tener más de cinco mil trabajadores, directos. Este cierre, junto al de Altos Hornos, La Naval, Euskalduna y el de otras importantes industrias y PYMES de Euskal Herria, cerradas o a punto de estarlo, representa una derrota para la clase trabajadora vasca y la victoria del capitalismo, lo que ha causado el enriquecimiento de ésta y el empobrecimiento de aquélla. En unos pocos años se han destruido decenas de miles de puestos de trabajo directos y otros tantos inducidos, al dar prioridad a las inversiones especulativas, que producen beneficios rápidos a una minoría de miserables, en perjuicio de las destinadas a la producción industrial, que gestionadas democráticamente, habrían mantenido el empleo. La industria vasca ha sido sacrificada en el altar del neoliberalismo globalizado, al que rinden pleitesía los serviles políticos de Gasteiz, Iruñea y Madrid, que reprimen con crueldad las protestas. Tal día como hoy, hace treinta y cinco años, asesinaron a balazos a cinco trabajadores y herido a muchos más. Aún no se ha hecho justicia.
En otoño de 1999, el consejero de Industria del tripartito de Gasteiz (PNV-EA-IU) Josu Jon Imaz, decía que "en el gabinete de Ibarretxe creemos en el proyecto empresarial de Babcock & Wilcox y confiamos en el futuro de esta empresa, en su producto y en su tecnología", y añadía que “su privatización puede servir para reordenar el sector de bienes de equipo en su conjunto a nivel de Euskadi". Fue un fraude.
El 30.10.99 escribía yo en GARA: "Coincido con Imaz en la importancia de B&W para potenciar el sector vasco de bienes de equipo, pero discrepo de su actitud en cuanto a que la privatización sea el camino adecuado. A mi juicio, lo más conveniente para Euskal Herria sería mantener el carácter público de la empresa, transfiriendo su titularidad, gestión y control a las instituciones vascas. Si B&W tiene futuro como fabricante de bienes de equipo y es rentable para intereses privados, también lo ha de ser para los públicos, que deben prevalecer sobre aquéllos. No sería correcto usar como pretexto la nefasta gestión soportada por esta empresa durante los últimos años. Resultaría imperdonable que el Gobierno de Gasteiz dejara pasar la oportunidad de conservar este valioso patrimonio público, y peor aún que colaborara en su privatización".
B&W terminó siendo vendida a “solventes” inversores alemanes y austriacos que incumplieron sus promesas de recuperar la empresa. Por desgracia, tras unos años preñados de despropósitos, Babcock & Wilcox se cierra. En el supuesto de que esto se confirme, habrá que controlar lo que se hace con los terrenos y demás bienes de B&W, impidiendo que sirvan para el enriquecimiento de unos rufianes. Poseen un valor incalculable para edificar viviendas sociales u otros equipamientos de igual naturaleza.
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