miércoles, 29 de septiembre de 2010

Capital Cultural Europea por España: Donostia e Iruñea

Una de las situaciones culturales más absurdas y ridículas que están sucediendo actualmente en Euskal Herria es qué dos de sus capitales territoriales Donostia e Iruñea, pertenecientes a gobiernos autónomos distintos controlados por España disputarán, y no sólo entre ellas, como una de las 16 ciudades españolas aspirantes a ser denominada durante el año 2016, junto con una ciudad polaca, Capitales Europeas de la Cultura.

En primer lugar es rechazable además de humillante que ciudades vascas con una peculiar idiosincrasia incluso conocida en Europa necesiten la tutela del país que nos hostiga en todos los aspectos y también en el cultural, para tener una difusión meramente turística ya que no es otra la función real de esta concesión. Asimismo es muy pretencioso que estas dos ciudades aspiren a tal designación en una materia para la que por su naturaleza y envergadura no están en las elementales condiciones culturales exigibles. Sólo hace falta recordar su asombrosa precariedad museística.

Ambas capitales son merecedoras, junto con las otras de Euskal Herria, de ser proclamadas Capitales Crueles Europeas, una red que incluiría a todas aquellas ciudades que realizan prácticas colectivas urbanas violentas y antinaturales. Sería vergonzoso que los promotores de estas absurdas candidaturas quieran ignorar el criminal estigma que poseen dichos municipios cuando por sus fiestas patronales financiadas con dinero público programan anualmente la tortura, matanza y mutilación de toros en medio del regocijo populachero. Tan salvaje costumbre en el siglo XXI es un insulto a la civilización y las ciudades donde se produce son indignas de ser consideradas como cultas, por lo que se supone y espera sean fulminantemente eliminadas en esta campaña.

El proceso de seducción social ha sido similar apelando al patriotismo ciudadano para que irreflexivamente apoyen a su ayuntamiento al margen de toda consideración más profunda movilizando masas de gentes que hagan lo que se les ordene, desfilar o disfrazarse: todo menos debatir. El lema de Donostia es Olas de energía ciudadana / Herritarren energía olatuak. Un poder social sin nombre que ya demostró en el pasado (en acertada reflexión del historiador Iñaki Egaña) acciones muchísimo más útiles: ikastolak, amnistía, movimientos antinuckleares, etc. Y en Iruñea, con el título La fiesta de la cultura, ciudad donde la simple conmemoración de Olentzero genuina representación originaria de Nafarroa se convierte en una trágica celebración con prohibiciones, multas y apaleamientos por parte de su feroz represivo Ayuntamiento.

Es preciso conocer y señalar a todos los que han sido reclutados para defender estos derroches con una mentalidad cerrada, localista, provincial sin un criterio ni siquiera de país a pesar de que algunos se proclaman nacionalistas, abertzales. ¡Qué cinismo! Apoyar a una capital significa negar la otra colaborando para fomentar la confrontación entre ciudades de nuestra misma nación. Hay que recordar que en su campaña para ser elegida euro parlamentaria Izaskun Bilbao, anterior presidenta de Eusko Jaurlaritza proclamaba su apoyó a la candidatura de Donostia despreciando Iruñea demostrando una vez más que para su partido, el PNV, Nafarroa es otra cosa, no es ni su Euskadi ni tampoco Euskal Herria.

Las dos capitales se equiparan en su capacidad demoledora del patrimonio arquitectónico y arqueológico. Es preciso recordar la barbarie sucedida en la Plaza del Castillo de Iruñea uno de los actos de terrorismo cultural más graves cometidos en Europa en los últimos 20 años; asimismo la demolición del frontón Euskal Jai Alai de notable relevancia arquitectónica e identitaria como expresión de odio a cualquier testimonio de la cultura y etnografía vasca.

En Donostia, para no ser menos se ha derribado la Fábrica de Gas De San Sebastián de 1893 en Morlans la más bella arquitectura industrial de la ciudad para construir en su proximidad una edificación parecida y descontextualizada sin las otras instalaciones de su entono productivo. También se ha deformado o derribado, entre otras, arquitecturas tan interesantes, tradicionales y arraigadas en la población como el mercado de la Bretxa de 1899 y el de San Martín, 1910 y similar destino le espera al Cerro de San Bartolomé.

Constituye una contradicción cultural de primer orden que Donostia e Iruñea pertenecientes al mismo país con una singular lengua propia ésta sea desconocida por sus propios alcaldes. Especialmente en la capital de Nafarroa con una neofascista, glotocida y antivasca mandataria Yolanda Barcina, dedicando sus legislaturas a intentar exterminar todo vestigio testimonial de singularidad histórica e identidad cultural del que fue antaño un Estado europeo: el Reino de Navarra.

La candidatura de Iruñea “Encuentros de Pamplona 2016, La fiesta de la Cultura, así en puro español, es culturalmente despreciable. Su folleto descriptivo monolingüe denota una pobreza argumental asombrosa. Apoyarse en la festividad, propiamente borrachería y tauricidio, de San Fermín es una concesión populista que supone una burla a la civilización europea. Qué la responsable de esta gestión sea la concejala de (in) cultura Paz Prieto (UPN) afortunadamente asegura un inmediato y estrepitoso fracaso. La cultura se denota día a día por ejemplo no cerrando durante todo un año por reforma la biblioteca del Casco Viejo o censurando determinados periódicos vascos en todas ellas.

El despilfarro económico previo es escalofriante en Donostia este año se han previsto 1,2 millones de euro. Para simplemente entregar el dosier de la candidatura el pasado 9 de julio se desplazaron a la capital de España un cortejo de cargos del Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vascongado. Los de Iruñea en esta ocasión fueron más prudentes y decentes entregando la documentación en la delegación de España en Nafarroa.

En Donostia destaca el avasallador protagonismo de los cocineros en una reiterada y hábil operación de presentar la actividad mercantil de este elitista grupo de comerciales de la gastronomía para selectas minorías, las pijo-élites y los políticos que se atragantan por cuenta ajena, como un potente y absoluto hecho cultural. La gastronomía, modo de consumo analítico y refinado del hábito de la alimentación es una actividad que pertenece más al ocio y algo a la etnografía que intrínsecamente a la cultura. Es aborrecible su silencio cómplice cuando se han desfigurado los tradicionales mercados donostiarras, la universidad de la alimentación ¿o no es cultura un mercado? También es significativo que entre los patrocinadores además de los obligados por estrategia Kutxa, ETB, Euskaltel, Kursaal y el Diario Vasco generador del localismo sansebastianero y provinciano, aparezcan sóla y asombrosamente seis constructoras. Sólido apoyo de reconocida raigambre cultural que esperará, una vez más, la oportunidad de hormigonar para que fragüe la óptima relación con los poderes locales, el conocido porciento. La de Iruñea cuenta con la inestimable ayuda de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, reputada asociación cuyo enérgico apoyo puede ser decisivo.

Iruñea con su pobreza argumental se descarta por sí sola. Nafarroa si algo esencial tiene que memeorar en una reflexión colectiva es su estructura e identidad como Estado independiente en la historia de Europa con la iniciativa 1512-2012 Nafarroa Bizirik.

Pero Donostia puede ser, para desgracia de Euskal Herria objeto de una maniobra del gobierno del PSOE, el que creó el terrorismo del GAL, para presentar en Europa a Donostia como una ciudad española intentando contrarrestar la imparable ansia de independencia de nuestro país. Es preciso por tanto crear un potente movimiento social de rechazo a esta oportunista y mercenaria manipulación.

La cultura de un lugar es una riqueza lenta proveniente de una historia y una evolución en todas las modalidades de la creatividad artística que, además de la satisfacción que proporciona a sus habitantes haciéndolos partícipes, se expresa de modos muy diversos, a veces casi inconscientemente y se expande por todos los ámbitos del municipio o el territorio.

La cultura con sus diversas manifestaciones tangibles es un bien inmaterial que pertenece al desarrollo del pensamiento, la expresión de la imaginación y se traslada a la impresión de las emociones, la compresión de los sentidos. Todo ello le otorga una dimensión perceptible pero no mensurable. Es muy diferente sino contraproducente estimular la cultura que rivalizar para obtener un galardón de finalidad mercantil.

El día que el pueblo vasco posea la absoluta capacidad de auto organizarse y entre otros logros la reinstauración de Udalbiltza, un cordial abrazo de solidaridad a todos los imputados por el Gobierno de España y su corrupta justicia en esta absurda, injusta y vengativa causa, podremos promocionar una actividad semejante a la que se realiza en los Països Catalans: la Capital de la Cultura Catalana. Una acción anual que comprende el ámbito lingüístico y cultural catalán con el objeto de aumentar el prestigio social de la lengua y la cultura catalana incrementando la cohesión cultural de los territorios de lengua y cultura catalanas así como promocionar y proyectar el municipio designado tanto en el interior como en el exterior del país.

Este programa, cuya propuesta ya anticipo para Euskal Herria, es totalmente asumible y permitiría resaltar dentro de la riqueza que supone la diversidad de nuestro país, sus características compartidas proporcionado un mayor conocimiento mutuo entre los habitantes, las villas, las ciudades y los pueblos de los distintos territorios. Asimismo significaría una autoestima por todos los significados de nuestra lengua, cultura e identidad y los testimonios del patrimonio material e inmaterial, incrementando la conciencia de pertenecía a un mismo y singular país independiente y solidario con todos los otros pueblos del mundo.

Iñaki Uriarte

Arquitecto

Bilbon, 2010 09.24

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