El 13 de Febrero de 1981, tras 9 días de tortura en manos de la policía en Puerta del Sol, murió Joxeba Arregi, el fornido mozo de Zizurkil de 30 años. Quienes le vieron se hicieron cruces y hablaron impresionados de su lastimoso estado: “Una enorme mancha compuesta por cardenales, llagas descarnadas y quemaduras ocupaba todo su cuerpo. La apariencia lamentable, que presentaba, alarmó de tal manera a la Dirección de la prisión que para liberarse de responsabilidades, ordenó el inmediato traslado del detenido a la sección hospitalaria de la misma. Según el relato de un preso político que acompañó junto a su cama al torturado, un funcionario que prestaba servicio como practicante intentó aliviar con sedantes los intensos dolores del recién ingresado. El sanitario, desconcertado por la gran profusión de moretones que cubrían el cuerpo de Arregui exclamó con gesto de impotencia: ¡Yo aquí no tengo lugar por donde pinchar! El estado de José Arregui fue agravándose progresivamente hasta que por fin, el día 13, fue enviado urgentemente a la ciudad sanitaria provincial, donde ya ingresó cadáver”.
Otro asesinato del gobierno español y sus peones, de Juan Carlos, Adolfo Suárez, Juan José Rosón, Francisco Fernández Ordóñez… Los forenses cerraron de nuevo los ojos y los jueces colaboraron una vez más con la muerte, como viene siendo costumbre de dictadura. Y el regalo de muerte y venganza enviaron a su familia en forma de mensaje macabro y de mafia: en ataúd de cinc, sellado y sin autorización para ver el cuerpo, con una inscripción de camorra siciliana repetida machaconamente en prensa, radio y televisión: la policía española no tortura. El gobierno ampara la vida humana. Todo por la patria.
Juan Antonio Gil Rubiales fue enterrado el 8 de julio de 2008 en Santa Cruz de Tenerife, murió siendo Comisario Jefe Provincial del Cuerpo Nacional de Policía. “Los restos mortales llegaron a bordo del coche fúnebre, que portaba además numerosas coronas. En el exterior se encontraban varios compañeros del fallecido, así como diversas autoridades civiles y militares, entre los que se encontraban varios alcaldes de los diferentes municipios de la isla, miembros de la Corporación del Cabildo Insular de Tenerife y una nutrida representación de la Zona Militar de Canarias. Durante la celebración religiosa una guardia de honor formada por miembros del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil y de la Unidad de Intervención Policial (UIP), permaneció formada ante el féretro, que fue introducido a hombros por sus compañeros. La homilía fue concelebrada por varios sacerdotes, quienes recordaron su entrega y amor a su profesión. Terminado el acto litúrgico el féretro fue nuevamente conducido a hombros de sus compañeros, que lo introdujeron en el coche fúnebre, que partió hacia el cementerio de Adeje, escoltado por un coche de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, que abría paso al cortejo y numerosos coches oficiales”.
Hoy sabemos. Tres personas rompieron el cinc del gobierno y fotografiaron al Joxeba asesinado. Y en el silencio de la noche descubrieron a las gentes el engaño del rey, del presidente del gobierno y sus ministros de Interior y Justicia…, revelaron a las gentes lo que es una práctica rutinaria en el gobierno de España: la tortura. Al desnudar al muerto descubrieron entre sus marcas de castigo la gangrena de un estado putrefacto, mendaz, herido de indignidad: La tortura regia.
¿Saben por qué sigue existiendo la tortura en el estado español, por qué la tortura es regia, por qué los forenses cierran los ojos, los jueces la amparan y los verdugos premiados?
Porque este señor, Juan Antonio Gil Rubiales, premiado, loado, elevado a Comisario Jefe Provincial del Cuerpo Nacional de Policía y honrado a su muerte como héroe español fue uno de aquellos que torturaron hasta la muerte en la Dirección General de Puerta del Sol aquel febrero de 1981a Joseba Arregi.
Este gobierno español en el 2008 honra y premia a los torturadores porque sigue siendo un gobierno asesino.
Mikel Arizaleta
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