El TAV es el símbolo de esas grandes infraestructuras y su modelo de gestión económica por necesidad obsoleto. Sin embargo, el Gobierno Vasco se empeña en creer en ese proyecto en contra de toda evidencia.
El consejero Arriola dice que las obras están muy adelantadas por lo que el TAV es un proyecto irreversible pero la verdad es bien distinta ya que tan sólo se ha realizado el 20% de la obra.
Se obstinan en creer en un tren que, en base a la información del Gobierno Vasco, sólo sería capaz de retirar 1% del transporte por carretera. Solo sirve para el movimiento entre capitales, lo cual supone únicamente el 0,7% de los desplazamientos diarios totales de la CAV. Por lo que será un tren utilizado por unos pocos pero pagado por todos nosotros. Concretamente, solo en su puesta en marcha se van a invertir casi 5000 euros por cada ciudadano de la CAV, eso sin tener en cuenta los gastos de mantenimiento. Por otro lado, no podemos olvidar los graves daños ecológicos que el TAV ya está causando y los desequilibrios territoriales debidos al desplazamiento de la población rural a las capitales que podría provocar.
Si los presupuestos son en gran medida reflejo de nuestro modelo de sociedad, ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo? ¿Es acaso un modelo de sociedad en el que los viajes a alta velocidad conviven con una educación, sanidad y servicios sociales precarios?
Debemos de poner fin a este sinsentido de una vez por todas. ¿Pero cómo? Los que participamos en Mugitu! Ya lo tenemos claro: denunciando las injusticias, burlándonos de los poderosos pero ante todo con una actitud desobediente y con grandes dosis de humor e imaginación.
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