viernes, 5 de febrero de 2010

Tan sólo un pequeño cambio (Un artículo de Mikel Arizaleta)

Ni en la Alemania de Hitler, ni en el Chile de Pinochet, ocurrió en la España de Franco, cuyo gobierno preside el socialista José Luis Rodríguez Zapatero:

“Al cumplirse dos años desde que fuera encarcelado por no renunciar a hacer política, el fiscal reclamaba la prórroga por otros dos años de la prisión preventiva, y la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional española señalaba en un auto que Pernando Barrena podría eludir la cárcel tras el pago de una fianza de 50.000 euros y bajo "la prohibición expresa de llevar los mismos o similares actos que han determinado su procesamiento". El tribunal integrado por los magistrados Ángel Hurtado (presidente), José Ricardo de Prada (ponente) y Julio de Diego señala en su auto que no podrá tomar parte en "reuniones, manifestaciones, actos públicos o formación de grupos, coaliciones o partidos políticos de características idénticas o cualitativamente similares" a aquellas que motivaron su "imputación criminal". Subraya que si vuelve a hacer política supondrá su "retorno a la situación de prisión provisional" y señala que el independentista navarro intentó "intervenir en la vida política pública" (Gara)

¿Cómo es posible esto?

Porque los mismos militares que componían el ejército de Franco a su muerte siguieron conformando las fuerzas armadas, los mismos policías que apaleaban, detenían y torturaban lo siguieron haciendo, los mismos jueces que defendían la legalidad de la dictadura continuaron siendo los garantes de nuestros derechos.

Tan sólo hubo un pequeño cambio, al colaborador directo con el dictador le hicieron rey. El príncipe en la dictadura se convirtió en su majestad en la democracia. A eso se llama transición.

Por eso los jueces, en el estado español de Juan Carlos y Zapatero, proclaman que Pernando Barrena no podrá tomar parte en "reuniones, manifestaciones, actos públicos o formación de grupos, coaliciones o partidos políticos de características idénticas o cualitativamente similares" a aquellas que motivaron su "imputación criminal".

¿Entienden por qué, entre nosotros, los fusilados de la guerra siguen todavía enterrados entre matas y acequias y por qué existe la tortura en las instituciones del estado español?

Cuando los jueces prohíben caminar por la acera o tomar parte en actos públicos esos tales son tiranos.

Mikel Arizaleta

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